domingo, 14 de junio de 2009

Llamemos las cosas por su nombre

Cada cosa tiene el nombre que identifica lo que es. Cada persona tiene su nombre, la cual la identifica. Cada oficio que hacemos tiene su nombre. Cada animal tiene una raza. Cada pais tiene su propio lenguaje. Cada cosa tiene un lugar y hay un lugar para cada cosa. Siendo asi, por que a veces nos cuesta darle los nombres apropiados a las cosas que son o a las situaciones que existen.Creamos en nosotros mismos dudas, muchas veces al no saber que direccion tomar.

Para mi no existen las medias tintas, ni los grises, las cosas son como son, y existen asi es por una sola razón, sencillamente tienen su nombre y hay que llamarlas por su nombre. Si ponemos las cosas en blanco y negro, siendo exstremista o radical, ahí no caben los grises; hacerlo así ayuda a poder mantener el foco sobre la situación que se está viviendo y nos permite ver de manera más objetiva lo que tal vez nos está enturbiando el gris.

Sabemos que exísten matices, que podemos usar mano izquierda para no resultar muy duros con los demás, y mucho más con nosotros mismos, pero yo me pregunto, cada mano tiene su propio peso, entonces porque darle más fuerza a una que a otra; si queremos hacer lo que sabemos debemos hacer, no nos pongamos a pensar mucho en que si la consecuencia es buena o mala, simplemente la que sea, debe resultar asi, y hay que aceptarla.

Si hoy quisieramos ponerle un nombre a algo, pongamosle no solo el nombre, si no el apellido, y veremos como se nos muestra más claro el panorama y la aceptación a la respuesta que de seguro encontraremos, porque de algo si tenemos que estar claros en esta vida, y es que si no nos hacemos preguntas ahora por temor a las respuestas que obtengamos, cuando pase el tiempo, no solo te haras preguntas por todo, si no que cuando se te den las respuestas ya el tiempo hizo lo que tuvo que hacer y aunque se puede volver a comenzar, recordemos que el tiempo no es benevolente con nadie.

El tiempo pasa, la vida sigue, y nosotros necesitamos aprender a vivir con todo lo que hemos sabido ha sido parte de nuestra existencia.

viernes, 12 de junio de 2009

La espera, desespera

Estoy esperando que muchas cosas ocurran en mi vida, sin embargo, todo lo que sea “espera”, desespera. Lo que he aprendido es que en el camino tenemos que ir fomentando la paciencia para que cualquier situación sobre la que esperamos un resultado, ocurra de la mejor manera.

Podemos sentir que esperamos mucho, y realmente “mucho” es demasiado, pero “poco” también es demasiado. Así que la espera ideal es la que ocurre cuando corresponde.

Las siguientes situaciones de seguro nos ha ocurrido a todos alguna vez, y cuantas de todas ellas hemos esperado.

• Esperar para que nos atiendan en una consulta
• Esperar un turno para tomar un numero y ser atendido
• Esperar a que escampe después de un día lluvioso
• Esperar a que amanezca un nuevo día
• Esperar para volver a comenzar
• Esperar a quien no te espera a ti
• Esperar a quien nos espera a nosotros
• Esperar por que nos den una oportunidad
• Esperar por el perdón de alguien a quien una vez ofendimos
• Esperar por el amor de alguien
• Esperar por el consuelo de alguien
• Esperar a que alguien nos tienda la mano cuando la necesitamos
• Esperar para tomar la decisión correcta en el tiempo correcto.
• Esperar para sanar una herida
• Esperar a que una herida se cierre
• Esperar a que los hijos crezcan
• Esperar por el empleo adecuado
• Esperar por un salario justo
• Esperar para recibir lo que hemos sembrado
• Esperar para terminar mi libro
• Esperar a que Dios nos de la respuesta a todo lo que le pedimos

El mundo se hizo en 7 días, y todos queremos hacer de todo el mismo día, y esperar resultados rápidos en un tiempo corto. Las cosas no ocurren ni antes ni después, ocurren cuando les corresponda ocurrir, mientras tanto tenemos que preparar el terreno y las condiciones para poder recibir lo que tanto queremos.

Si aun asi, nada de eso ocurre como esperamos es por dos cosas: O no nos correspondía, o tal vez si nos correspondía!!