Yo veo a mis hijos, veo a los hijos de mis amigas, de mis familiares, a los hijos de los demás. Los observo como se comportan, como hablan, como dramatizan, como lloran, pero lo que más veo de ellos es que no tienen temores ni andan pendiente si lo vieron "moqueando", porque lloraron y lloraron hasta más no parar, ni tampoco están pendientes si están sucias sus manos o su ropa, tampoco están pendientes si lo ven mucho o no lo ven. En fin, ellos son muy ellos.
Ellos siempre quieren hacer cosas. Siempre están necesitando hacer algo. Si no están haciendo nada te lo dicen. A ellos les gusta que los traten como grandes. Si nunca lo han hecho, hagan la prueba y comiencen a preguntarles. Pregunten cosas como : Que comida quieres para hoy? A donde te gustaría ir? Qué ropa te vas a poner? Qué juguete te gusta más y de cual color? Cuantos padres les preguntan a sus hijos? A donde te gustaría ir en vacaciones?
Algunos deciden por ellos sin preguntar. No hay posibilidad de elección. Cuan importante es que los padres demos a elegir a nuestros hijos, que ellos puedan decidir desde pequeños lo que les gusta o no. Eso los hace sentir "adultos" que los padres los están integrando a la familia y se hacen más responsables por las decisiones que están tomando.
A los niños les encanta sentirse útiles, productivos y si ellos no hacen, se deprimen, te manipulan, te fastidian, no te dejan dormir, te piden y te piden cosas, una forma de llamar la atención a tu descuido. Tal vez lo hacemos inconscientemente, pero ellos lo hacen concientemente.
Tratemos a nuestros hijos como más adultos, son niños, pero hay que prepararlos para la vida, para que sepan ser niños seguros, independientes y que si un día tu no estás presente, él pueda sentirse capaz de resolver.
Lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es AMARLOS. Piensa ahora que vacío sería el mundo si no tuvieramos a nuestros hijos para querer!
miércoles, 30 de septiembre de 2009
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